sábado, 4 de junio de 2011

Cap 3


Zac se sentaba alto por encima del océano, posado sobre una pequeña saliente que apenas acomodaba su gran cuerpo. Él había venido a este lugar, el más lejano que él podía recordar, desde que había sido un chiquillo, allá... al comienzo de los tiempos.
Aquí era donde él había venido después de sus palizas rituales, que habían sido diseñadas para quitar sus sentimientos y compasión. Aquí era donde había descansado, esperando que el dolor de su existencia disminuyera hasta que otra vez pudiera encontrar el entumecimiento para el que había jurado vivir.
Aquí sobre su saliente él podía oír el rugido de las olas y mirar fijamente la inmensidad del agua y sentirse, de una extraña manera, en paz.
Sólo que ahora la paz se había ido. Hecha añicos.
Algo extraño le había pasado cuando había hecho el amor con Ness. Fue como si hubiera dejado un pedazo de él con ella.
Incluso ahora, podía sentirla. Si cerraba sus ojos, hasta podría decir lo que ella estaba sintiendo.
Peor, él la ansiaba, de tal forma, que lo consumía. Quería estar con ella otra vez, sentir la suavidad de su toque sobre la piel. Nunca había sabido que tal suavidad existiera, y ahora que lo sabía...
—Has roto una regla, ¿lo sabes?
Él apretó sus dientes al oír la voz de Wink encima de él. Buscando, encontró dos grandes e inquisitivos ojos de plata que estaban fijos en él con interés.
Wink era el último dios que quería ver en este momento. El hijo de Nyx, la diosa de la noche, y Erebus, la encarnación de la oscuridad primordial, Wink era técnicamente el tío abuelo de Zac y uno de los más viejos de los dioses; sin embargo, actuaba más como un humano pre-adolescente. Su cara juvenil estaba siempre radiante y brillante y llevaba su largo pelo castaño trenzado cayendo por su espalda.
La cosa más molesta sobre Wink era que le gustaban las bromas pesadas y siempre se reía de los niños de Myst.
—No hice nada.
—Oh, vamos, confiesa, Zac. Oí a tus hermanos hablando sobre ti. Ellos dijeron que les habías quitado a un humano y desaparecido. Ahora, cuéntamelo todo.
—Márchate.
Wink sonrió ante esto. —Entonces realmente has hecho algo. Oooh, y debe ser bueno, para ser tan reservado.
Zac miró fijamente el océano que se arremolinaba abajo. —¿No tienes algo mejor para hacer? Como atormentar a los dioses que puedan estar irritados contigo?
Wink sonrió aún más abiertamente. —Sarcasmo. ¡Hmm!, alguien ha estado cerca de los humanos demasiado tiempo.
Zac no respondió.
Él no tenía que hacerlo. Wink se acercó a su hombro y olió como un cachorro ante un par de calcetines sucios. Los ojos de Wink se ensancharon mientras se apartaba. —¿Estas irritado conmigo, verdad?
—No puedo sentir irritación y tu bien lo sabes.
Eso no funcionó. Wink volvió a flotar al lado de Zac, sus ojos más grandes que platillos. Tomó la barbilla de Zac en su mano y estudió sus ojos. —Puedo ver emociones ahí, girando, mezcladas. Estás asustado.
Zac retiró su barbilla del asimiento de Wink y lo apartó. —Te aseguro que no. No le temo a nada. Nunca lo tuve y nunca lo tendré.
Wink arqueó una ceja. —Que vehemente negación. Tu clase nunca siente tal pasión cuando habla, y sin embargo tú lo haces.
Zac miró a lo lejos, su corazón palpitando. Él sintió la extrañeza del pánico en su pecho. Y recordó una vez, eones atrás, cuando había sido un niño y se había atrevido a hacer la pregunta equivocada.
—¿Afrodita, por qué no puedo tener amor?
La diosa se había reído de él. —Tú eres el niño de Myst, Zac. Ella no tiene forma, es deforme. Vacua. Lo mejor que puedes esperar es sentir efímeras, sordas emociones, pero amor… el amor es sólido, eterno, y más allá de tu entendimiento o capacidad.
—¿Entonces por qué puedo sentir el dolor?
—Por que éste, como tu, es un fantasma efímero. Como el gran océano baja y fluye, hinchándose en titánicas proporciones, luego disolviéndose en la nada. Pero  nunca dura mucho tiempo.
A lo largo de los siglos, había aprendido que la diosa estaba equivocada sobre el dolor. Eso, también, era eterno. Nunca se marchó.
No hasta que había tenido a Ness.
Cerrando sus ojos, él no lo entendía. ¿Qué le había hecho ella?
Wink lo pinchó con el dedo sobre el hombro. —Vamos, Zac, dime por qué estás en este estado.
Él alzó la vista hacia su tío abuelo. La confianza de cualquier clase era tan ajena a Zac como el amor. De todos modos él necesitaba la experiencia de Wink. Wink había vivido más tiempo y sabía más que él. Quizás pudiera darle una idea. —Si te digo que pasó, debes jurarme por el Río Styx  no decírselo a nadie. Nadie.
Wink asintió. —Que Hades me encadene en Tartarus, juro por Styx nunca pronunciar una sola palabra de lo que me digas.
Zac respiró profundamente y se preparó para la traición. —Yo tuve sexo con un mortal.
Wink arqueó una orgullosa ceja y sonrió. —¿Agradable, verdad?
—¡Wink!
—Bien, lo es. Altamente recomendable —. Wink hizo una pausa especulativa. —¿Era un hombre o una mujer?
—Una mujer, por supuesto. ¿Qué clase de pregunta es esa?
—Una muy entrometida y de acuerdo con mi encantadora personalidad.
Zac puso sus ojos en blanco. Ahora entendía lo que querían decir los otros dioses cuando decían que Wink podía ser un gran dolor en el trasero.
—¿Entonces —continuó Wink, —estuvo buena?
Una ola de deseo atravesó a Zac, perforando su ingle con excitación ante la sola mención de ella. De todos modos él rechazó contestar aquella pregunta. Era personal y a Wink no tenía que importarle.
—Juzgando por la mirada en tu cara, lo tomaré como un sí.
Zac gruñó a su tío abuelo y trató de cambiar de tema. —De todos modos, algo pasó.
—¿Algo?
—Eso me cambió de algún modo.
Wink resopló. —Eso es estúpido. Si dormir con un mortal cambiara a un dios, no quieras saber lo que yo sería ahora. En cuanto a Zeus… muero de sólo pensarlo.
Zac no hizo caso a sus palabras. La peor parte de todo era esta necesidad incesante que él sentía por ver a Ness otra vez. Sentir sus manos sobre él.
Ansiaba su ternura.
Ansiaba su calor.
Él tenía que tenerla.
—¡Zac!
Wink palideció ante el sonido de la voz de Hypnos. Hypnos era un dios que tenía bajo su dominio a todos los dioses del sueño. Tarde o temprano, todos ellos respondían a él.
—Uh-oh —susurró Wink. —Parece loco —. Wink se desvaneció, dejando a Zac solo para afrontar la ira del viejo dios.
Zac alzó la vista sobre su cabeza para ver el ceño enfadado del anciano. Pero ya que nunca había visto ninguna otra expresión en la cara de Hypnos, no podía juzgarla. —Él me parece el mismo.
—Zac —gruñó Hypnos. —No me hagas ir hasta donde tú estás.
Zac resopló en respuesta. Si Hypnos pensaba asustarlo, tendría que intentar algo nuevo. Zac había aprendido hacía mucho tiempo a no preocuparse.
Elevándose hasta las rocas de arriba, él fue a encontrar al dios que hacía que Skoti y Oneroi, por igual, temblaran de miedo. Sólo él podía darles una emoción verdadera.
Zac no sintió nada mientras se acercaba al anciano.
—Has seducido a un mortal en su sueño.
La acusación colgó entre ellos mientras Zac lo miraba fijamente.
—¿Qué tienes que decir por ti?
Zac no dijo nada. ¿Qué podía decir? Él había cometido un acto prohibido. Otros dioses podrían tomar gente como quisieran, pero no su clase.
Él no era el primero de sus parientes en violar ese mandato. Sin embargo, no era lo suficientemente tonto para pensar durante un minuto que Hypnos sería misericordioso con él.
Él no era un hijo favorito.
—Tú conoces nuestro código —dijo Hypnos. —¿Por qué lo rompiste?
Por que quería ser abrazado. Solamente una vez.
Durante un momento en la eternidad, quise fingir que alguien me quería.
La verdad lo atravesó. Sin tener en cuenta lo que Hypnos le hiciera como castigo, había valido la pena.
Él nunca olvidaría que por un precioso momento había sostenido a Ness en sus brazos y ella había dormido plácidamente encima de él. Su aliento cosquilleando su pecho, ella había hecho algo que nunca nadie había hecho antes. Había confiado en él.
Su calor había rezumado en él, y por primera vez desde que había nacido, si no amor, había conocido la ternura. Y eso había sido suficiente.
Hypnos lo miró como si él fuera asqueroso. Vil. Pero claro, Zac estaba acostumbrado a eso, también.
—Tómenlo —dijo el antiguo dios, empujándolo a las manos de sus verdugos. —Quiten la contaminación humana de su carne y asegúrense que nunca olvide el dolor de ello.

4 comentarios:

  1. ke le van a hacer a zac!!
    ke lo dejen en paz!!
    se tiene ke dar cuenta de ke la kiere
    y de ke si conoce el amor
    me a encantado este cap
    kiero ver como sigue YA!!
    bye!
    kisses!

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  2. Ojala que el castigo qe le den es qe lo manden al planeta tierra con Ness!!! jajjaja
    Siguela prontooo
    Muackkk

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  3. NOO POR DIOS QU ENO LEHAGAN NADA MALO :(

    Lo amo (l) _ (l)



    :')

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  4. ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!
    Siguela!!!!
    OMG!! Zac no puede sentir !! :'(
    oh que mal!!!
    Ojala que no le hagan nada malo a zac !!!
    Siguela amixx!!
    Me Encanta esta novee!!
    Adios !
    Xoxoxoxox

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