lunes, 23 de abril de 2012

Capitulo 8

Querías saber por qué siempre como solo, ¿no es así?
Vanessa se volvió a mirarlo sin ocultar su interés.

—Hasta los quince años —comenzó el relato sin dar la menor muestra de emoción—, no tenía ningún control sobre mi vida. No podía decidir con quién vivía, ni cómo, ni dónde. Cuando estás rodeado de otros chavales tan hartos de todo como tú, apenas se puede respirar. No hay espacio ni nada que te pertenezca exclusivamente a ti. Un día empecé a llevarme mi comida al dormitorio o al jardín, allí podía comer tranquilo sin que nadie me molestara. Era el único momento del día realmente mío.
Vanessa estaba estupefacta, apenas podía creer que estuviera contándole aquello. Se moría de ganas de lanzarle los brazos al cuello y demostrarle lo honrada que se sentía de que hubiera querido compartir eso con ella, pero sabía que él habría odiado tal demostración de afecto. Así que se limitó a acercarse a él con un plato de carne asada y preguntarle:
—¿Y ahora?
Podría, haberle atravesado el alma, con aquella mirada.

—Por algún motivo, cuando estoy contigo sí que puedo respirar.
¿Qué era aquello? ¿Estaba diciéndole que se sentía a gusto con ella? ¿Podía respirar porque eran amigos... o estaba hablando de algo más?
Con mano temblorosa le puso el plato delante y después le llenó la copa de sidra.
—¿Algo más? —le preguntó.
Él levantó la mirada y se quedó con los ojos fijos en su boca.
—¿Qué me ofreces, Nessa?
Su primer impulso era inclinarse sobre él, besarlo sin parar y después decirle: «Esto es lo que te ofrezco, o lo tomas o lo dejas». Pero tenía demasiado miedo a que optara por dejarlo, así que lo que hizo fue dejar de mirarlo y sentarse al otro lado de la mesa.
—Te ofrezco buena conversación —dijo por fin—. Y una comida estupenda.
Deseó con todas sus fuerzas que siguiera con el tema, pero no lo hizo y finalmente dejó de mirarla.
—¿Qué tal vas con la tienda?
Le agradeció de corazón el tono distendido puesto que ambos lo necesitaban. Sobre todo él, que estaba a punto de comenzar su primera comida acompañado.
—La verdad es que todavía no me he puesto con ella, sigo con el apartamento.
—¿Demasiados descansos?
Vanessa sonrió tímidamente.
—Es que tengo que venir a controlaros a Emily y a ti, por si acaso lo pasáis demasiado bien sin mí.
—Si así fuera, jamás te enterarías.
—¿Cómo?
—Verás —comenzó a decir él con repentina seriedad—, cuando no estás viene a distraerla todo un circo con trapecistas y todo; y después solemos bailar un poco, cosas como los Rolling Stones.
Vanessa se echó a reír.
—¿Y cuando estoy en casa?
Zac se encogió de hombros y tomó un bocado de carne con total tranquilidad.
—Entonces se acaba el espectáculo y Emily se va a dormir.
Ella lo miró herida antes de protestar.
—¿Y para mí no hay circo?
—Lo siento —su mirada se paseó por el rostro de ella con una intensidad que hizo que Vanessa se sintiera turbada—. Es que tú nunca estás satisfecha, cariño.

Ahora estaba mucho más que turbada, la invadió una ola de calor y la boca se le quedó seca como la arena. ¿Cómo podía dejarla desarmada en solo dos segundos? No era justo, porque él estaba jugando pero ella no entendía las reglas del juego.
En ese instante se arrepintió de haberlo convencido para que rompiera la costumbre de comer solo, que era mucho menos arriesgada. Quizá él pudiera respirar cuando estaba con ella, pero ella se quedaba sin aire con solo mirarlo.
Lo que cada vez estaba más claro era que si quería marcharse de esa casa con el corazón intacto, iba a tener que darse prisa en arreglar su apartamento. El problema era que no quería dejar aquella casa, ni quería dejarlo a él.
—He oído que hoy me has defendido —le dijo de pronto sacándola de su ensimismamiento.
—No sé de qué hablas.
—¿Estás segura?
Vaya. Parecía que la encantadora Sara había oído más de lo conveniente.
—O sea que no habéis estado hablando de lo mucho o lo poco que yo había cambiado a lo largo de los años.
Vanessa dio un trago de sidra para ganar tiempo.
—Y nadie ha comentado que me había vuelto más raro...
—Nadie te ha llamado raro, lo que dijeron...
—Cuéntame que es lo que dijeron.
Dejó los cubiertos sobre la mesa y resopló desesperada.
—Ya sabes lo que ocurre, Zac. La gente no te conoce, eso es todo.
—Ni falta que hace que me conozcan —el gesto provocador desapareció de su rostro y en su lugar apareció la rabia. Había vuelto a perderlo.
—A lo mejor sí, a lo mejor también si ti te vendría bien conocerlos.
—¿Por qué demonios iba yo a querer conocer a esa gente?
—Para dejar atrás el pasado, como debe ser —afirmó ella tajantemente y luego matizó—: O al menos empezar a hacerlo. Zac, se que eran unos niños estúpidos e ignorantes.
—¿Y ahora que son?
—Ahora son gente normal con defectos, como todo el mundo, pero sin la menor intención de atacarte.
Al escuchar aquello se echó a reír con amargura.
—¿Es que nunca te sientes solo aquí?
—No cuando están Emily y tú.
—Pero Emily y yo no estaremos aquí siempre —las palabras salieron de su boca sin que pudiera controlarlas y se quedaron flotando en el ambiente.
El momento de tensión se rompió cuando se oyeron los llantos de Emily y Vanessa tuvo que ponerse en pie.
—Voy a ver qué le pasa.
—Yo me encargo de recoger aquí —murmuró él.

Mientras se alejaba, Vanessa pensaba que tenía que quitarse de la cabeza la idea que la había obsesionado desde que lo conoció; siempre había deseado poder curar las heridas de aquel hombre y ayudarlo a que saliera al mundo. Pero estaba claro que Zac Efron no deseaba ser salvado y estaba convencida de que cuanto más lo intentara, más le costaría recuperarse después.
Emily solo necesitaba un cambio de pañal y que le dieran de comer, así que después de hacer ambas cosas. Vanessa se puso el camisón y se metió en la cama. Estaba todavía despierta cuando Zac llamó a la puerta.
—Pasa —respondió ella.
—Vendré más tarde —sugirió al ver que estaba completamente despierta.
—No —se atrevió a decir después de tragar saliva. Algo le dolía por dentro al pensar que se iba a alejar de ella. Necesitaba tenerlo cerca—. ¿Por qué no enciendes la chimenea y te quedas?
Se quedó inmóvil unos segundos, apretando los dientes con fuerza mientras decidía qué debía hacer. Por fin cruzó la habitación y se puso manos a la obra con el fuego, que no tardó nada en prender. Después se sentó estirando la pierna con un gesto de dolor.
—Esta noche has venido muy pronto —le dijo ella con suavidad—. Normalmente no apareces hasta pasada la media noche.
—Es cierto —se limitó a contestar.
En el silencio se oía el crepitar del fuego y dentro de la cabeza de Vanessa se podía escuchar una sucesión de: «¿Lo hago? ¿No lo hago?». Finalmente decidió arriesgarse a preguntarle algo que llevaba pensando desde la noche que nació Emily.
—¿Zac?
—¿Si?
El corazón le daba botes dentro del pecho.
—¿Por qué no completas la noche de cambios?
La miró fijamente, estaba increíblemente guapo a la luz del fuego.
—¿Qué quieres decir?
Pronto se marcharía de aquella casa y ya no podría disfrutar de esos mágicos momentos, era ahora o nunca.
—Duerme conmigo.
Zac se quedó sin expresión en el rostro.
—Podemos compartir la cama —aclaró ella—. Si tú insistes en quedarte en la habitación, yo insisto en que dejes que te descanse la pierna.
Él volvió el rostro y perdió la mirada en la chimenea mientras ella se moría de vergüenza. ¿Cómo se había atrevido a hacer algo así? Si quería ponerse en ridículo, habría sido más fácil ir a la ciudad y desnudarse en mitad de la calle. Eso al menos habría resultado menos humillante.
—Buenas noches, Zac —susurró después de apagar la lamparita y darse media vuelta.
No hubo respuesta, ni siquiera se oyó ningún ruido hasta que, unos segundos después, Zac se puso en pie y caminó hasta la cama. Ella aguantó la respiración hasta que notó que se había tumbado a su lado, por encima de la colcha y completamente vestido. Pero podía sentir su calor.
—Buenas noches, Nessa —dijo entonces al tiempo que le pasaba el brazo por la cintura.
Unos minutos después, se acercó un poco más hasta eliminar la pequeña distancia que había entre ellos. Vanessa recostó la cabeza sobre su hombro y supo con total certeza que aquel breve instante de placer jamás sería suficiente.

5 comentarios:

  1. Owwwwwwwwwwwww
    que lindos..
    ya van avanzando...
    esta super el capitulo..
    siguela pronto :D

    ResponderEliminar
  2. omg!!!! me encantooooo, al menos ya vanessa como que saco un poco de lo que tenia adentrooo :D, me encantooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!

    ResponderEliminar
  3. HERMOSURAS!! AYYYYYYYYYY QUE LINDO!!!!!!!!! <3 <3 <3 <3
    ME ENCANTA QUE AYAS VUELTO A ESCRIBIR TE ADORO A TI Y A TU NOVE SOY ADICTA!!!
    SIGUELAAAAAAAAA!
    QE CAPI MAS HERMOSO! :)

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. aaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwwwwwwwww!!!!!!!!!!
    me encanto el capi!!!
    ke bonito!!!
    y ness ke atrevida XD
    sin duda hubiera resultado menos humillante desnudarse en la calle
    pero no más guay ke dormir con zac XD XD
    siguela pronto!
    bye!
    kisses!

    ResponderEliminar

Recuerda Que Con Tu Comentario,
Me Hace Querer Seguir Publicando ;)