jueves, 4 de agosto de 2011

Kapiii 14



Un ratito más tarde, Zac oyó entrar a Vane en el departamento. Sus zapatos hicieron el más ligero de los ruidos sobre la alfombra; aún así, él conocía su paso distintivo. Conocía su olor, su sonido. Sabía cosas sobre ella que nunca había sabido sobre nadie más.
Se dio vuelta sobre la cama cuando ella entró en el cuarto con un bolso en sus manos. 
—No quise despertarte —dijo ella.
—No estaba durmiendo.
Ella avanzó y puso el bolso al pie de la cama, luego fue a descansar al lado de él. Ella colocó su mano contra su frente, luego frunció el ceño.
—¿Cómo te sientes? —preguntó suavemente.
—Como si hubiera sido golpeado.
Ella puso sus ojos en blanco ante su tonoblasé. —Tienes bastante fiebre. Tal vez debería...
—No puedes llamar a un doctor, Nessa. Sólo porque aparezco humano, no me hace uno de ustedes.
—Lo sé —. Ella se sentó a su lado y apartó su pelo de su frente húmeda. —¿Entonces, qué vamos a hacer?
Él tomó su mano y arrastró sus nudillos a lo largo de su mandíbula, que ya había comenzado a curarse. Su toque era sublime. Él no había sabido nunca que tal cosa existía. —No sé.
—Estuve pensando mientras estaba afuera de aquí, tal vez nosotros podríamos hallar una ceremonia o algo para hacerte humano. Algún tipo de ritual.
Él sonrió de la idea. —Es una buena idea, amor, pero no hay semejante cosa.
Zac la miró entonces, y tenía en la punta de su lengua la explicación de qué era él exactamente. Pero no podía obligarse a hacerlo. No después de que ellos habían pasado por tanto.
Todo lo que deseaba era disfrutar el poco tiempo que ellos tenían, y con ese pensamiento, él se obligó a levantarse.
Vanessa protestó mientras él se vestía. —Todavía estás herido.
—Estaré bien —dijo él con desdén. —Mi especie se cura rápido.
Vane gruñó bajo en su garganta mientras lo miraba vestirse. El hombre no escucharía.
Insufriblemente machista, rechazó relajarse durante el resto del día. Ni siquiera se quedó y descansó mientras ella fue al supermercado.
Pero ella tuvo que admitir realmente que le gustó tenerlo con ella. Había vivido sola tanto tiempo que no había comprendido lo divertido que podía ser ir con alguien al supermercado.
—Entonces —dijo Zac mientras ella sacudía un melón, —¿qué estás escuchando?
Ella lo sostuvo junto a su oído y lo sacudió. —Éste está demasiado maduro —. Después sostuvo otro y le dejó oír la diferencia. —Éste no lo está.
Ella puso el melón bueno en el carro, luego se dio vuelta y lo vio sacudiendo unos plátanos. Ness rápidamente se los sacó. —Estos no los golpeamos.
—¿Por qué?
—Por que los arruinaríamos.
—Oh —. Él miró alrededor, luego hicieron una pausa. —¿Y esos?
Ella giró para ver las uvas. —Sólo las golpeas si quieres convertirlas en vino.
Él la atrajo a sus brazos. —¿Qué pasa si te sacudo?
Ella sonrió. —Yo probablemente haría toda clase de ruidos interesantes si lo hicieras.
Él sonrió abiertamente y le dio un rápido, abrasador beso que envió calor por todas partes de su cuerpo.
Mientras ellos caminaban por la tienda, Vane no pudo menos que notar las miradas que Zac recibía. Ella fue nuevamente consciente de qué diferentes eran los dos. Él era alto, atractivo, y magnífico y ella era sencilla y simple.
Ella sólo había tenidos unos pocos novios y la mayor parte de ellos habían sido tan sencillos y simples como ella. Pero Zac…
Él merecía una mujer hermosa.
—¿Hey? —preguntó él mientras ellos llegaban a la sección de lácteos. —¿Estás bien?
—Estoy bien.
—Pareces triste.
—Sólo cansada.
Ella vio la preocupación en sus celestiales ojos. —¿Cómo cansada?
Fue entonces cuando ella se dio cuenta lo que quería decir. —¿Ellos estarán tras nosotros otra vez cuando durmamos, verdad?
Él miró a lo lejos y ella tuvo su respuesta.
—Si ellos no lo matan, yo lo haré — las palabras de M'Ordant se repitieron en su cabeza.
—No les dejaré tenerte —dijo ella, tomando el brazo de Zac. —Tiene que haber algún modo en que podamos vencerlos.
Él pasó su brazo sobre sus hombros y la acercó. —¿Tu lucharías por mí?
—Sí.
—Entonces soy el ser más afortunado en el universo.
Zac le dio un fuerte apretón mientras inhalaba el olor de su pelo. Y se preguntó morbosamente si ella se sentiría así si ella conociera la verdad de su pasado.
Si ella alguna vez supiera la verdad de él…
Él quería decirle. Pero no se atrevía.
Zac apretó sus dientes. Ella nunca sabría nada más, de lo que la lastimaría por culpa de él. Él lucharía esta batalla, está bien. Lucharía hasta que él ganara o ellos lo mataran. Pero él lo haría del modo en que había vivido desde el alba del tiempo.
Solo.
Él y Vanessa terminaron de hacer las compras y estaban guardando sus cosas en el coche cuando Zac oyó a una mujer chillando en el oscuro aparcamiento.
Él vio a un hombre escaparse.
—Oh, no —dijo Ness. —Él robó su bolso.
Sin pensarlo, Zac salió detrás del hombre. Lo agarró en el callejón al lado del supermercado.
El hombre se volvió hacia él con un arma y lo apuntó directamente a su corazón. —No juegues conmigo, hombre. Soy tu jodida peor pesadilla.
Zac no pudo menos que reírse de sus palabras. —Tú no tienes ni idea.
El hombre disparó el arma. Zac no hizo caso de la bala que entró en su pecho sin dolor o sangre. Tomó el bolso del hombre, luego agarró al ladrón de la garganta y lo empujó contra la pared.
Fue entonces cuando Zac se sintió deslizarse. Sintió su forma verdadera aparecer. Su mano se convirtió de humana a...
—¿Zac?
La voz de Vane lo trajo de vuelta. Él se recuperó y miró fijamente al ladrón, quien era ahora un pálido fantasma por haber sido testigo de los cambios en la cara de Zac.
—La próxima vez que quieras robar a alguien, piensa en mí esperándote siempre que cierres tus ojos.
El ladrón silenciosamente se orinó.
Ness corrió hacia él con un oficial de seguridad a la rastra. Zac dejó al ladrón en la custodia del oficial, luego le tendió el bolso de la mujer.
—¿Estás bien? —preguntó Ness sus ojos cayendo sobre el agujero en la camisa de Zac donde la bala había entrado en su carne. Armas mortales no podían dañar a un ser inmortal.
Zac asintió. Sus poderes estaban volviendo.
—Llévame a casa, Ness —dijo él, su corazón tirando ante la palabra. Él nunca había tenido una casa antes. Nunca había entendido realmente el significado de la palabra y lo que implicaba.
Hasta ahora.
Él la siguió a su coche y ellos se condujeron hasta su apartamento en silencio.
De hecho, ellos hablaron muy poco mientras Vanessa hacía la cena y la comieron.
Después, él la ayudó a limpiar y la miró atentamente. ¿Cómo sería quedarse aquí, así? ¿Tener a esta mujer a su lado cada noche? Si él la tuviera, nunca la haría sufrir. Nunca dejaría de desearla. Usaría todo su poder para mantenerla y consolarla.
Pero todo el deseo del mundo no podía hacerlo verdadero.
Esto era sólo un sueño…
Una vez que ellos terminaron de limpiar, yacieron entrelazados sobre el sofá mientras ella miraba la televisión.
Zac la miraba a ella. La sostuvo acunada en su pecho, sintiendo su aliento sobre su piel.
Ámame, Nessa.
Las palabras pesaban en su corazón, no dichas, mientras le pasaba su mano por el cabello. Él no tenía ningún derecho de pedirle su amor. No tenía ningún derecho de pedirle nada.
—Eres un azote, muchacho. Despreciable. Feo y frío. Nadie nunca le dará la bienvenida a algo como tu. Es por eso por lo que tienes que arrastrarte en sus sueños. Ese es el único modo en que alguien alguna vez tendrá algo que ver contigo.
Él conocía demasiado bien la verdad de las palabras de Hypnos.
A lo largo de los siglos, había endurecido su corazón al mundo. A todo. Él se había aislado completamente, hasta la noche en cuando un par de ojos marrones, llenos de miedo, lo habían mirado con bondad y esperanza.
Ahora, sólo deseaba un modo de vivir su vida mirando esos ojos. Sintiendo sus diminutas manos sobre su piel.
Nessa escuchó el corazón de Zac golpeando bajo su mejilla. Él olía a sándalo y especias. Ella pasó su mano en donde el ladrón le había pegado un tiro, todavía la asombraba que no quedara ninguna cicatriz o herida. Esto era un terrible recordatorio del hecho que su día con Zac había sido una ilusión.
Él no era de su mundo. Y sin duda esta noche ellos serían separados por la eternidad.
El pensamiento rompió su corazón. Ella no podía soportar pensar en no verlo otra vez.
Si esta era su última noche con él, entonces ella quería que durara.
Arrastrándose lentamente por su cuerpo, ella encontró su mirada y vio el hambre en sus cristalinos ojos plateados. Ahuecó su mejilla en su mano y lo besó.
Zac gruñó ante el gusto de ella mientras su cuerpo rugía a la vida. Él rasgó la camisa de ella mientras rodaba para presionarla contra el sofá.
Ness oyó rasgarse la tela de algodón, pero no se preocupó. Ella lo deseaba con la misma desesperación. Tiró de su camisa pasándola sobre su cabeza y se regaló la vista con su pecho desnudo. Sólo cicatrices quedaban de las heridas que había sufrido, y él le había dicho que, por la mañana, si sobrevivía esta noche, se habrían ido.
Él quitó la ropa de ambos tan rápido que ella apenas pudo seguir sus movimientos. La apoyó, levantándola de espaldas, contra el brazo de sofá y se introdujo profundamente en ella.
Ambos gimieron al unísono.

3 comentarios:

  1. Me Encanto ! El Capii !
    Ayy Ojala Que Los Dejen Vivir Su Amor En Paz !!
    Siguela Pronto !!
    Zanessa por siempre !
    Awww !
    Jajajajaja !
    El Ladron Se Orino !!
    Jajajajajajajajajajajaja xD
    Bye !

    Xx Erii

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  2. Awwww que tiernos..
    Zac aprendiendo hacer compras.. haha que chiste::
    EL ladron quedo mas que asustado..
    Siguela....
    ;)

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  3. aaaawwww!!
    ke bonito cap!!
    ay ke miedo zac :S
    en ke se habra convertido? :S
    y cual es ese extraño pasado? :S :S
    ya kiero saber todo!!
    siguela prontito!!
    bye!
    kisses!!

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