martes, 8 de enero de 2013

Capitulo 15

 
 
 
Se despertó a las siete de la mañana abrazada a Zac y con una increíble sensación de felicidad. Él se había acostado muy tarde la noche anterior, pero cuando lo hizo, ella se había abrazado a él y solo entonces se había quedado verdaderamente dormida.
Y había soñado con montones de fines de semana como aquel, pero sin domingos que pusieran fin a la felicidad. Claro que sabía que no era más que eso, un sueño. Al final del día, Zac se pondría su carísimo abrigo, llamaría a su chofer y se marcharía a su casa. Pero ese momento todavía no había llegado, ahora todavía lo tenía pegado a su piel.
Con cierta timidez, Vanessa le pasó la pierna por encima. Zac se movió pero no llegó a despertar, así que ella empezó a acariciarle el torso, jugueteando con el pelo que le cubría ligeramente la piel. El deseo empezó a crecer dentro de su cuerpo. Le parecía extraordinario desear de aquella manera a un hombre, pero claro, Zac Efron no era un hombre cualquiera.
Disponía de varias horas para demostrarle cuánto lo amaba, eso era todo con lo que contaba por el momento. Por eso decidió aprovechar el tiempo y comenzar a besarlo.
El primer pensamiento de Zac al despertarse fue que estaba soñando... y era un sueño maravilloso. Pero después notó que la mano de Nessa estaba sobre su cuerpo, sobre la parte más sensible de su anatomía, mientras que su boca y su lengua jugueteaban con uno de sus pezones. De pronto se dio cuenta de que estaba tan excitado que apenas recordaba su propio nombre.
Aquella mujer lo tenía hechizado y a él le encantaba que así fuera.
También él se puso a explorar con las manos todo lo que tenía cerca: su espalda, sus nalgas, sus pechos. Mantuvo los ojos cerrados mientras oía los ansiosos gemidos de Nessa y sentía cómo movía las caderas con impaciencia.
—Zac, por favor... —le pidió con voz febril.
El juego había acabado, ya estaba despierto.
La puso sobre su espalda en un movimientos rápido, se puso la protección y no tardó ni un segundo en sumergirse dentro de ella. Ambos gimieron de placer al sentir cómo sus cuerpos volvían a encajar a la perfección.
—Rodéame con tus piernas, cariño —él le pidió al tiempo que comenzaba a moverse, y ella lo hizo inmediatamente.
La sensación que recorrió su cuerpo en ese instante era tan desconocida y tan placentera al mismo tiempo... Nunca había sentido tal conexión con nadie. Esa vez hicieron el amor sin dejar de mirarse ni un momento y, aunque no quiso ponerle nombre a lo que sentía, Zac sabía que era algo innegable, incontrolable e imparable.
Cuando llegó el momento del éxtasis ambos se olvidaron de sus pensamientos y se centraron en las sensaciones físicas.
Vanessa se quedó allí de pie en el centro de la ciudad, con Emily en sus brazos y Zac a su lado; observó Fielding engalanado para las fiestas navideñas. Hacía años que no lo veía así, pero seguía teniendo la misma fuerza y el mismo espíritu que recordaba. Las luces, el olor de los pinos y el muérdago...
Había llegado la Navidad.
—¿Quieres que vaya a hacer las compras navideñas, Nessa? —le preguntó Zac enarcando las cejas.
—Sé que es algo nuevo para ti —respondió ella con una carcajada.
—Te estás convirtiendo en una mujer muy impertinente —bromeó él.
A pesar de las protestas, Zac no tardó en ponerse en marcha en busca de las mejores tiendas de la ciudad, que realmente parecía una postal. El sol brillaba, las calles estaban cubiertas por una ligera capa de nieve y la gente se saludaba sonriente.
—¿Has pensado ya qué quieres que te traiga Santa Claus, Zac? —«¿quizá una noche más conmigo?».
—Paz.
—¿La paz mundial?
—Eso también estaría muy bien, pero yo me refería a la tranquilidad.
Bella lo miró con paciente sonrisa.
—Escucha, si vas a estar con Emily y conmigo, te prohíbo que te comportes como el señor Scrooge.
—Está bien —respondió mirando hacia el suelo como un niño arrepentido—. ¿También quieres que compremos un árbol?
—Eso podemos dejarlo para más tarde —volvió a echarse a reír al darse cuenta de que Zac estaba despistadísimo en medio de la vorágine de preparativos navideños. Entonces le llamó la atención el escaparate de una tienda—. Mira eso.
En el interior de la tienda había un tren en miniatura cargado de angelitos y Santa Claus que se paseaban por un paisaje nevado.
—Vamos, Zac. Tienes que reconocer que es el momento más maravilloso del año. No me digas que no te gusta.
—Está bien... hay algo que me gusta de la Navidad —admitió por fin a regañadientes.
—¿Vas a dejarme con el suspense?
Él se acercó y la besó en la mejilla antes de decirle al oído:
—Me encanta el muérdago.
A pesar de ir muy bien abrigada, Nessa notó un escalofrío que le recorrió el cuerpo de arriba abajo.
Desde su regreso a Fielding, su vida había sido una continua sucesión de momentos idílicos. Allí estaba con su hija y con el hombre que amaba en la ciudad que amaba.
Y se negaba a aceptar que eso tuviera que acabar.
—Tu secreto está a salvo conmigo —le dijo con una superficialidad en la voz que no sentía en ese instante—. Pero no sé si puedo decir lo mismo de Emily.
Zac miró hacia abajo y le hizo una caricia en la cara a la niña.
—Tú no se lo dirás a nadie, ¿verdad, princesa?
Emily emitió una especie de gorjeo que su madre interpretó sin ningún problema.
—Dice que puedes estar tranquilo... al menos hasta que aprenda a hablar.
—Qué niña más lista. Bueno, ¿dónde vamos ahora?
—Vamos a entrar a esta tienda —dijo señalando un taller de artesanía—. Quiero comprarle a Emily su primer adorno navideño.
Unos minutos después, Vanessa estaba enfrascada en una conversación sobre cómo hacer un angelito dorado para el árbol, mientras que Zac paseaba por la tienda tratando de que se le ocurriera algo para regalarles a Nessa y a Emily. Bien era cierto que sólo había celebrado la Navidad una vez en su vida, pero si ellas iban a pasar las vacaciones en su casa, quería que todo fuese perfecto.

Entre los múltiples objetos descubrió el regalo perfecto para Nessa y se dirigió a él sin mirar nada más.
—Lo único que te digo, Joan, es que no me creo que Zachary Efron haya cambiado tanto de repente.
Zac se quedó inmóvil y se olvidó del regalo por completo. A su izquierda estaba la puerta del almacén, que permanecía entreabierta, y dentro de él se podía ver a Molly Homney con las manos apoyadas en sus prominentes caderas. Ella y otra mujer estaban desempaquetando figurillas de barro.
—Pero Vanessa parece muy feliz —repuso la otra mujer.
—Claro, está enamorada de él y no sería capaz de ver el problema aunque se lo indicaran con señales luminosas.
La mente de Zac se detuvo dolorosamente al oír aquellas palabras. ¿Sería verdad que Nessa estaba enamorada de él?
—¿Y dónde ves tú los problemas?
—Ese hombre ha pasado toda su vida escondiéndose en su cueva y puede continuar haciéndolo. Pero, ¿qué pasa con Vanessa? ¿Y con Emily?
Joan se quedó pensativa unos segundos antes de responder.
—A lo mejor podrían casarse y vivir en la ciudad.
Molly negó con la cabeza.
—Lo he dicho otras veces y lo repito ahora. No es la casa lo que hace de Zachary Efron una persona incivilizada, es su actitud. Da igual dónde vivan, él siempre despreciará al resto del mundo —explicó con cara de lástima—. ¿Te imaginas a la pobre Emily viviendo de ese modo?
Ya no podía escuchar nada más, no era necesario. Se dio media vuelta alejándose de ellas, pero la ira que sentía no estaba dirigida a los chismorreos, estaba dirigida a sí mismo. ¿Cómo no se había dado cuenta de lo que afectaría a Nessa y a Emily su modo de vida?
Pues porque deseaba estar con ellas, por eso no se había dado cuenta.
Justo entonces, Nessa lo miró y se acercó a él sonriente. ¿Sería verdad lo que había dicho Molly de que Nessa estaba enamorada de él? ¿Podría distinguirlo en sus ojos él, que era incapaz de amar?
—No me digas que este ángel no se parece a Emily —dijo mostrándole un angelito—. Va a quedar precioso en lo alto del árbol. Es el adorno perfecto para su primera Navidad.
Zac respiró hondo intentando mantener el autocontrol.
—Es estupendo.
La miró a los ojos y de pronto la culpabilidad y los remordimientos le encogieron el corazón. Aquellos maravillosos ojos azules resplandecían de felicidad. No sabía si eso era amor porque no tenía ninguna experiencia en el tema, pero desde luego había en ellos una dulzura especial cuando lo miraban a él.
¿Qué clase de hombre era? ¿Cómo había podido involucrar a un ser tan especial en su miserable vida?
No era más que un egoísta.
Se pasó la mano por el pelo al tiempo que tomaba una dolorosa decisión: aguantaría lo que quedaba de día, pero después tendría que abandonarlas. Aunque eso significara aniquilar lo poco que le quedaba de corazón, debía asegurarse de proteger a Nessa y a Emily de las habladurías de la ciudad... y de sí mismo.
Frente a la ventana del cuarto de estar se encontraba el árbol de Navidad más hermoso que había visto Vanessa en toda su vida.
Al otro lado de la mesa observó a Zac a la luz de las velas; parecía distante desde que habían salido de la tienda de artesanía, pero ella lo había achacado al hecho de no estar familiarizado con aquella festividad y lo había convencido para ir a comprar el árbol. En realidad había sido Emily, que no había dejado de llorar hasta que él la había tomado en brazos. Aquello había hecho que Zac se sintiera orgulloso y le había dado fuerzas para buscar, según él, el árbol más grande y espectacular que hubiera en el vivero. Aquel gesto tan entusiasta le había recordado mucho a su padre.
—¿Te acuerdas de las Navidades que pasaste con papá y conmigo? —le preguntó Vanessa tomando el último bocado de pollo.
—Sí —respondió él con el tenedor a medio camino de su boca.
—El olor a pino y el árbol esperando a que le pusiéramos los adornos.
—No lo decorasteis hasta Nochebuena, ¿verdad?
—Era la costumbre que tenía mi padre.
—Sé que esas cosas son muy importantes para ti, Nessa .
—¿Qué cosas?
—La familia, las tradiciones —la mirada de Zac se había enternecido.
—Sí —respondió tomando un sorbo de sidra—. Y más ahora que está Emily. Creo que es importante que un niño crezca sabiendo las cosas que han hecho que su hogar y su familia sea como es, ¿no crees?
El soltó una amarga carcajada.
—No creo que ningún niño estuviera interesado en mi hogar o mi familia.
De repente, Vanessa tuvo la sensación de que acababa de dar un enorme paso hacia atrás.
—Bueno, siempre hay tiempo de crear tradiciones... ¿Por qué no pasas la Navidad aquí, con Emily y conmigo? Como en los viejos tiempos, pero con algunas innovaciones.
En la habitación se hizo un silencio ensordecedor.
 
—Te lo agradezco mucho —dijo él por fin—. Pero no voy a estar en Fielding en todas las vacaciones.
 
El corazón de Vanessa se quedó hueco de pronto.
—¿Y dónde vas a estar?
—En Los Angeles. Voy a volver a trabajar con los programadores de Micronics para poner todo a punto para el lanzamiento.
Se quedó mirándolo sin decir nada, tratando de descifrar qué escondía tras esos fríos ojos grises, pero no revelaban nada. De hecho, tenían la misma expresión que el día que se había marchado de Fielding, siendo solo un muchacho, y que los primeros días que ella había pasado en su casa.
—¿De verdad vas a trabajar durante la Navidad?
—No, sobre todo voy a estar buscando casa en la zona.
Aquello terminó de hundirla. Soportaría que pasara algunas semanas trabajando fuera, pero la sola idea de que se marchara para siempre...
—Algún sitio para el invierno —continuó sin la menor emoción en la voz—. Aquel clima me viene muy bien para la pierna.
Vanessa respiró hondo e hizo un tremendo esfuerzo por no dejar ver el dolor que sentía.
—Bueno, si vienes para Año Nuevo, Emily y yo podríamos ir a buscarte al aeropuerto...
—En realidad no sé cuánto tiempo voy a quedarme en California —la interrumpió rápidamente al tiempo que dejaba su servilleta sobre el mantel.
Ella se mordió la lengua como último intento para no dar rienda suelta a su rabia, pero no pudo evitar que las palabras salieran de su boca como un torrente.
—¿Y sabes al menos dónde te alojaras si es que vienes?
—Nessa, mi vida no es así. Y nada va a cambiar eso.
Los ojos se le llenaron de lágrimas al oírlo decir aquello.
—Vivir sin amor no es vivir, Zac.
—Para mí sí lo es.
—Pensé que este fin de semana habías sentido algo diferente.
—Y lo hice.
—¿Entonces?
—¿De verdad pensabas que después de un par de cenas, unos días ayudándote en la pastelería y unas compras navideñas iba a convertirme en una persona totalmente diferente a la que soy?
—No, Zac —no podía llorar, tenía demasiadas cosas que decir, cosas que llevaba guardándose mucho tiempo. Sabía que él haría oídos sordos a lo que dijese y, aun así, tenía que decírselo para poder continuar con su vida después de él—. Tenía la esperanza de que quisieras vivir con Emily y conmigo —buscó su mirada con el poco valor que le quedaba—. Tenía la esperanza de que aprendieras a amarme como yo te amo a ti.
Por un momento le pareció ver algo parecido a la ternura, pero desapareció enseguida.
—Eso es imposible.
Vanessa asintió mientras notaba cómo el corazón se le hacía pedazos y las aristas la desgarraban por dentro.
—Está bien, Zac.
—Pero podríamos ser amigos...
Lo detuvo levantando la mano con la palma abierta.
—Eso sí que es imposible —dijo utilizando sus propias palabras y poniéndose en pie al mismo tiempo—. Voy a ver si mi hija está bien, quiero que te hayas ido cuando vuelva.
Con las piernas temblorosas, Vanessa salió de la habitación y se dirigió al dormitorio de Emily. Tenía que hacer un esfuerzo por no derrumbarse a cada paso. No estaba preparada para aquello... no tenía previsto alejarse de ese modo del hombre de su vida, sabiendo que su sueño de amarlo y de ser amada por él acababa de romperse para siempre.

Pero consiguió hacerlo con una fuerza que desconocía en ella hasta ese momento.
 
 
 
 

4 comentarios:

  1. Pobre Vanessa, le dijo lo que sentía y aun así Zac sigue siendo un tonto; debería dejarse amar y vivir en esa paz que el necesita.
    síguela Amix me ha encantado el capitulo

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  2. ooohhh!!
    capi triste!!
    estupido zac ¬¬
    y todo por haber oido lo ke decian akellas marujas ¬¬
    al final ni le compro el regalo a ness ni na
    vaya mierda ¬¬
    espero ke todo se arregle
    vanessa no se merece esto
    siguela pronto
    bye!
    kisses!

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  3. siguela porfis!! me encanta tu nove

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  4. ME LEEI TODA ESTA NOVELA Y LA ANTERIOR! ME ENCANTO.
    Y ESTE CAPI A SIDO MUY TRISTE :(
    POBRE NESSA,Y ME DAN GANAS DE MATAR A ZAC..
    NO VE EL QUE ZAC QUE VANESSA LO AMA DEMASIDO?
    ESPERO QUE SUBAS PRONTO.
    BESO

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