lunes, 28 de enero de 2013

Capitulo 16

Vanessa arrastró a Zac de tienda en tienda, obligándole a probarse ropa más informal, como unos vaqueros, que ajustaban a la perfección al redondeado trasero y las musculosas piernas. Y una simple camiseta hacía resaltar los impresionantes músculos de su torso.
Zac salió del probador con gesto incómodo. Iba descalzo.

Vanessa se encontró babeando por un hombre descalzo y con vaqueros. Y no era la única.

—¡Madre mía! —exclamó Nicole Jones—. Cariño, menudo ejemplar tienes ahí. No me malinterpretes, pero no he visto a nadie rellenar unos vaqueros así.

Vanessa taladró a la vendedora con la mirada, pero tuvo que admitir que tenía razón.

—¿Contenta? —preguntó Zac con amargura mientras alzaba las manos.

—Desde luego —murmuró Vanessa—. Yo y todas las mujeres de esta isla.

—¿Incluyo algún otro pantalón como ése? —Nicole rio.

—Y más camisetas. Montones de camisetas. Una blanca, y quizás otra roja.

—El verde tampoco le iría nada mal con esos ojos —aconsejó la mujer.

—Mientras vosotras lo decidís, voy a cambiarme —Zac puso los ojos en blanco.

—¡No! —exclamó Vanessa—. Déjatelo puesto. Así estarás más cómodo.

—Y los demás también —murmuró Nicole mientras elegía más ropa.

—¿Entonces te gusto vestido con vaqueros? —Zac sonrió.

—Creo que la palabra «gustar», no le hace justicia —contestó ella.

A pesar de que Vanessa se había prodigado en gestos cariñosos durante todo el día, Zac no había hecho lo propio, pero en ese momento la abrazó con ternura.

—A mí también me gustas con vaqueros —observó él con una sonrisa torcida.

—Sí, claro, pero los míos son anchos y con cinturilla elástica de premamá.

—Pues se ajustan perfectamente a tu trasero.

Y para ilustrar el comentario, deslizó la mano hasta ese punto de su anatomía.

—La isla entera va a chismorrear —murmuró Vanessa.

—Como si no lo estuvieran haciendo ya —bufó él—. Creo que toda la población está en la calle para vernos, incluso para felicitarme por paralizar las obras. Y creo que es un secreto a voces que el bebé es mío. ¿Sobre qué más podrían chismorrear?

—Tienes razón.

—¿Por qué no regresamos a tu casa y te preparo la comida? —Zac la besó delicadamente.

—¿En qué estás pensando? —ella arqueó las cejas.

—No lo sé, pero has preparado el desayuno y me has llevado de un sitio a otro toda la mañana.

Lo menos que puedo hacer es mimarte un poco. ¿Qué tal los pies?

—Los pies están bien —ella rio conmovida—, pero no diría que no a un masaje.

—Creo que podrá arreglarse —Zac le dedicó una cálida sonrisa.

—¡Oh, Zac! —Vanessa le rodeó el cuello con los brazos—. Ha sido un día perfecto.

Zac la miró con expresión confusa, como si no supiera cómo reaccionar.

—No sabía que comprar vaqueros te hiciera tan feliz —bromeó.

—Sólo cuando te veo con ellos puestos.

—Pues vámonos —Zac le dio una afectuosa palmada en el trasero—. Tanta compra me ha abierto el apetito.

Vanessa entrelazó su mano con la de él, encantada con la cercanía que se había establecido entre ellos. Con o sin recuerdos, Zac había cambiado nada más desembarcar en la isla. Se parecía más al hombre relajado y de trato fácil del que se había enamorado.

De regreso a su casa, Vanessa le indicó que aparcara el coche frente a la casa de su abuela.

—Quiero ver si está bien. No suelo dejarla sola tanto tiempo.

—Por supuesto —Zac asintió—. ¿Quieres que me vaya a tu casa y prepare la comida?

—Sólo si es lo que tú quieres. No me importa que me acompañes, a no ser que te sientas incómodo. Sólo hablaré con ella un par de minutos. Para asegurarme de que todo va bien.

—Entonces te acompañaré —contestó él—. Me gustaría recuperar la relación con ella. Parecéis muy unidas. ¿Pasé mucho tiempo con ella la otra vez?

—Os llevabais estupendamente —Vanessa sonrió—. Solías ir a verla casi todos los días, aunque yo no estuviera. La mimabas con sus flores preferidas y un montón de bollitos.

—Suena… agradable —contestó él, aunque la mera idea le parecía ridícula.

—Lo dices como si no fueras una persona… agradable.

—En más de una ocasión me han aplicado el calificativo de bastardo —él se encogió de hombros—. Sin ir más lejos, esta mañana. Me han llamado de todo: despiadado, prepotente, ambicioso, hijo de perra. Pero, ¿agradable? No.

—Bueno, pues con mi abuela te portaste de maravilla y yo te amaba por ello —insistió ella—. Y conmigo también eras maravilloso. Quizás no te relacionas con la gente apropiada.

—Puede que tengas razón —rio él.

—Deja de preocuparte tanto por lo que eras o no eras —Vanessa le apretó el brazo mientras su abuela les hacía un gesto con la mano para que fueran a su casa—. Quizás fuera el momento del cambio. Aquí podías empezar de cero porque nadie te conocía.

—Pues yo pienso que el secreto está en que eres una mujer especial, Vanessa Hudgens.

Ella volvió a sonreír mientras se bajaba del coche y saludaba a su abuela con la mano.

—Buenas tardes —Mamaw sujetó la puerta de mosquitera para que entraran.

Abrazó a su nieta y a continuación hizo lo propio con Zac.

—Vamos, vamos, entren. Acabo de preparar una jarra de té. Traeré unos vasos. Sentaos en el porche trasero. Hace un día precioso y el mar está espléndido.

Vanessa llevó a Zac al porche, similar al suyo. La barandilla estaba repleta de tiestos y figuritas decorativas.

Aunque parecía un poco caótico, reflejaba muy bien la personalidad de su abuela. Mamaw no era muy aficionada a tirar nada. Con el tiempo sí se desprendía de algunas cosas, pero le gustaba coleccionar objetos que hacían más hogareña su casa.

—Esto es precioso —admiró Zac—. Tranquilo y silencioso. No hay muchas extensiones privadas de playa como ésta. Debe ser increíble ser propietario de todo esto.

—Sí, lo es —Vanessa se acomodó en una de las sillas y cerró los ojos con el rostro vuelto hacia el sol—. Toda la isla es así. Por eso somos tan reacios al desarrollo. Pronto la isla será como cualquier otro lugar de vacaciones, con sus camisetas típicas y las tiendas de baratijas.

—Lo que yo compré no fue más que una gota comparada con la extensión de la isla. Podríais tener lo mejor de ambos mundos. La mayor parte de la isla permanecería intacta, un tranquilo oasis, mientras que una sección diminuta se desarrollaría para que otros pudieran acceder a vuestro paraíso.

—Lo cierto es que toda esa parte de compartir nuestro paraíso con otros es, precisamente, lo que rechazamos. Hay muchas otras islas a las que pueden ir los turistas. Nosotros sólo pedimos que nos dejen tranquilos. Muchas personas llegaron aquí tras jubilarse, precisamente porque es un lugar tranquilo.

—Un complejo vacacional no arruinaría la integridad de la isla y daría un impulso a la economía.

Ella sonrió pacientemente, negándose a enfadarse y arruinar un día perfecto. Además, irritar a Zac no le haría bien a sus propósitos.

2 comentarios:

  1. La paciencia es una gran virtud, eso es lo que tiene que tener Vanessa con Zac, cada ves se pone mejor al nove,.... siguela :D

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  2. oye ke chulo el capi de hoy
    ke bonito
    lo ke mas me gusto, fue esta frase: "podrías tener lo mejor de ambos mundos"
    vanessa va a ser hannah montana!!?? XD XD XD XD XD
    no sabes lo ke me e reido al leer eso
    y solo por el simple echo de ke me recordo a hannah montana XD
    bueno siguela pronto
    ke esta interesante
    bye!
    kisses!

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